Hola, soy Natalia de Guzmán, de Madrid, tengo 23 años y escribo esta carta para explicar lo que me ocurrió ayer. El peor polvo de mi vida, y con mi novio. Ayer por la tarde después de más de 10 días confinada por un posible contacto con un positivo y sin recibir un buen manguerazo, decidí saltarme la cuarentena para ir a casa de mi novio a que me de mi dosis necesaria. Bien, pues se corrió en dos minutos.

¿Me he jugado contagiarte para un aquí te pillo aquí te mato? ¡Pues no!, de hecho yo creo que cuando esto termine le voy a dejar, pero antes voy a decirle que al final he dado positivo para que se aísle el muy cabrón la cuarentena con algún atisbo de esperanza. Cuando salí de casa cogí mi mono patín eléctrico para ir a la suya, que está a 2 kilómetros de mi domicilio. La policía me paró 3 veces, primero la local, luego la Guardia Civil, y después la Policía Nacional, a todos les dije lo mismo, que iba a cuidar de mi abuela, y se lo creyeron. Pero mi abuela está muerta, solo quería follar.

Cuando le llamé al timbre no se lo creía, claro, era una sorpresa. Vengo a limpiarte el sable, le dije, y me abrió de inmediato. No es listo ni ná. Subo y sin mediar palabra me desnudo para hacerle una felación. Por lo normal se la como 10 minutos y luego vamos al grano pero no se qué le pasó esta vez que en menos de dos minutos de lengua se fue y me dejó con las ganas. Vete vete que como nos pille un vecino nos denuncia, me dijo. ¿Perdona?, ¿vengo aquí jugándome 600 euros y me vas a dejar así?, le conteste gritando.