Unas pruebas realizadas por la prestigiosa universidad de Michigan, donde se han estudiado más de mil tipos diferentes de protectores solares, han determinado que ni el mejor de ellos es capaz de superar la protección contra el sol que ofrecen las sombrillas del chiringuito de playa.

Tras conocerse estos resultados, como era de esperar, han bajado considerablemente las ventas de protectores solares y ha subido en la misma proporción la venta de cervezas, tintos de verano, calamares fritos y sardinas en los mencionados establecimientos.

Hasta uno de estos establecimientos hemos enviado a nuestro reportero Francisco Tilla, que entre turista y turista ha conseguido llegar a la barra del bar para escuchar, “vuelve a mediados de septiembre chaval si quieres una entrevista, que tengo esto a reventar… ¡ole, ole!”.