Acaba de llegarnos a la redacción el curioso caso de Fina Blanquecina, una vecina de 30 años del conocido barrio de Carabanchel que asegura que le ha durado el moreno este año solo un día. Tras el regreso a casa y la posterior ducha, la madrileña se sorprendió con la toalla blanca que utilizó para secarse que tras su uso cambió de color de blanca a marrón. Aunque pensó haberse enajenado y convencerse de que no era blanca, Fina dió por hecho que se había enajenado debido al cansancio acumulado y no le dio mayor importancia. A la mañana siguiente se percató de que su piel estaba incluso más blanquecina que antes del verano.

Fina también relató que este año ha optado por alquilar una autocaravana para sus vacaciones de 4 semanas en vez de ir a un hotel como acostumbraba y achaca esta pérdida instantánea del bronceado, a que se ha duchado bastante menos veces al no estar acostumbrada a no tener las comodidades que te brinda un hotel y lo que parecía un bonito bronceado no era más que una capa de roña producida por la mezcla de cremas protectoras y bronceadores sumadas a la falta de higiene corporal.

“Estaba super contenta porque tenía un bronceado de 30 días precioso, lo llego a saber y no me ducho hasta mediados de septiembre.  Que asco de mierda de duchas traen las autocaravanas, el chorrito sale sin fuerza alguna y no acaba de aclarar bien, no sirve ni para quitarte el salitre”, explicó.

Ademas de la pérdida del moreno, a Fina le ha aparecido por todo el cuerpo un sarpullido muy preocupante, e infinidad de ronchas debido a las picaduras de mosquitos y arañas que ha sufrido en la aventura en caravana, y varias contracturas por toda la zona cervical y lumbar culpando al colchón de la cama del vehículo como el culpable de los dolores de espalda que sufre.