Ayer por la noche, Francisca Tomasa Fernández, rompía aguas en su domicilio de Alhaurín el Grande, por lo que tuvo que ser trasladada al hospital materno de Málaga de inmediato para dar a luz a su bebé. Hasta el momento, todo bien. O eso creía la pobre Francisca, que a sus 49 años pensaba que ya no traería más niños a este mundo. “Hace 3 años que se puso el DIU”, nos cuenta su marido.

El problema llegó cuando llevaban 4 horas de parto, “todo estaba apunto de terminar”, cuenta una enfermera, “pero de pronto la cateta soltó una ventosidad tan fuerte y olorosa que el equipo médico se vio obligado a abandonar la sala”, confiesa. Según fuentes internas al hospital, todos lograron escapar, salvo la matrona, que no corrió la misma suerte. La profesional recibió la flatulencia en todas sus narices, cayendo desplomada al suelo inmediatamente.

En el interior de la habitación sólo quedaron 3 personas, casi 4; la preñada, su marido, la matrona inconsciente, y la cabeza de un bebé sangriento. Su esposo,  que sacó de la mochila una mascara anti gas para poder continuar ayudando a su mujer, confesó más tarde que fue equipado al parto con artilugios del ejército para sobrevivir ante cualquier adversidad. “Sabía que esto podía ocurrir. Mi mujer no se tira pedos casi nunca, pero cuando lo hace debes huir, son muy tóxicos”.

El director del hospital activó la alarma anti incendios y obligó a desalojar la tercera planta durante 30 minutos hasta que pasó el peligro. Pero cuando volvieron a ver como se encontraba Francisca Tomasa, en la habitación ya había 4 personas. “Me encontré a la cateta llorando de alegría, al marido aun con la mascara y las manos ensangrentadas, y a su bebé sano y salvo. Pero la matrona seguía ahí agonizante en el suelo con serios problemas para respirar”, manifiesta el director en exclusiva para Cabronews.