Hola, me llamo, Angustias Fuertes y escribo esta carta para dar las gracias a Dios por el gran hombre con el que me he casado. Mi marido es un hombre muy bueno y cariñoso. Siempre está dándole besos y abrazos a todas mis amigas, a mis hermanas e incluso a mis primas cuando quedamos para vernos.

El día de nuestra boda, justo después de darnos el «Sí, quiero» me dijo que le hacia mucha ilusión hacerse una foto conmigo y con cada una de las 70 amigas que invité a la boda. Abrazó y besó a todas. Es todo un caballero mi esposo.

El convite fue en un lujoso salón de celebraciones a las afueras de Madrid. Por supuesto le dejó a mi padre el honor de pagarlo todo como manda la tradición. Durante la fiesta añadió tres horas más de barra libre con mi tarjeta de crédito para que los más de 450 invitados pudieran disfrutar de este día tan especial para los dos.

Todavía recuerdo lo atento que estuvo con todas mis amigas, a cada rato acompañaba al baño a alguna para darle conversación y que no se aburriera. Incluso se encerraba con ellas para darles compañía mientras hacían sus necesidades.

Ya cuando acabó la fiesta y llegó la hora de irnos a dormir, me dejó acostada a mí en nuestra cama y se fue a contarles un cuento a dos amigas mías solteras que no podían dormir para asegurarse que no les pasaba nada malo ya que habían bebido demasiado.

Es un sol, están todas mis amigas como locas con él, y no es para menos, es lo mejor que me ha pasado en la vida. Estoy preocupada porque no sé si seré lo suficientemente buena para él. ¿Algún consejo?