Dieciocho años ha tardado el Tribunal Supremo en darle la razón al Excmo. Ayuntamiento de Cuenca. Los conquenses se unieron para exigir al gigante sueco ‘Ikea’, que retirara de su catálogo un cabecero con el nombre su ciudad, al entender que le hacía mucho daño tanto a la ciudad, como a sus ciudadanos.

El ‘Hëcharunkikic’ (nombre del cabecero en sueco), se agotó a las pocas horas que salió a la venta. Ante la negativa de Ikea de quitar del mercado uno se los productos más vendidos en en el sector, los conquenses se pusieron en plan soviéticos y decidieron emprender acciones legales en contra de ellos, exigiendo la retirada del cabecero y además daños morales y perjuicios a sus vecinos.

Uno de nuestros reporteros se ha desplazado hasta Cuenca al encuentro de Gustavo Servado, el presidente de una de las asociaciones que comenzaron esta iniciativa, para que una poderosa empresa sueca pagara por haber usado el nombre de Cuenca sin permiso de su gente.

«Ha sido un camino muy largo. Nos han puesto muchísimas trabas, pero al final hemos conseguido que nos den pasta para llenar un barco y dignificar el nombre de nuestra ciudad. Bastante tenemos con los españoles y españolas, para que ahora todo el mundo quiera ponerse a intimar ‘mirando a Cuenca’. No es agradable salir a comprar el pan y sentirse observado entre jadeos», aclaró Gustavo.