Numerosos indicios apuntan a que la última cena fue en realidad un banquete buffet libre en la que los comensales comieron como si no hubiera mañana y en la que Cristo, triunfó absolutamente con varias recetas que le habían sido reveladas por obra y gracia del Señor.

No son pocos los textos apócrifos que así lo apuntan, «cuando los apóstoles preguntaban a Cristo de dónde era ese vino tan delicioso, éste bromeaba con que era su sangre y todos rompían a reír a carcajadas» señala el pasaje de uno de ellos.

«Cosa aparte fue la deconstrucción de medallón de papa horneada con emulsión de ajo, aceites y cítricos, por no hablar de su semicuajo de campero con secreto de cebolla y patata pochada, fue en ese momento cuando la fe de los apóstoles allí reunidos se hizo inquebrantable, la gente pensará que ese hombre era bueno con los discursos, pero eso es porque no lo vieron cocinar!».