Soplan vientos de cambio en Venezuela. Tras años de penurias y de un régimen que se aferra al poder con uñas y dientes, finalmente no ha sido la presión internacional liderada por la omnipresente potencia de EEUU, ni siquiera las violentas revueltas de su propio pueblo.

Nicolás Maduro dio en la noche de ayer su brazo a torcer tras recibir el ofrecimiento de Pablo Iglesias, que, tras mostrarle fotos de su recién estrenado chalet le ofreció la casa de los invitados por tiempo indefinido.

«Nos sentimos muy honrados de que nuestro camarada Maduro vaya a venir a nuestra casa, hasta he cortado el césped y pasado el barrefondo a la piscina» nos dice un risueño Iglesias mientras coloca unas tumbonas recién compradas en el Bricomar.

Mientras tanto, la Sexta no ha perdido el tiempo y a esta hora, estudia ofrecer a Maduro un puesto como colaborador en algún programa de máxima audiencia, parece que a la estrella televisiva venezolana aún le queda cuerda para rato.