Nos ha llegado a nuestra redacción el caso de Juan Palomo, joven sevillano de 35 años, que para vacilar por su barrio durante el verano decidió comprarse un coche descapotable, ya que había leído que son elegantes, atractivos y que las sensaciones que produce conducir uno son incomparables.

Sin embargo, por desgracia para él tuvo que venderlo a la semana siguiente ya que tener un descapotable tenia otras muchas desventajas que nadie le había dicho nunca, os dejamos en exclusiva el testimonio de Juan:

«Nada más sacar el coche del concesionario, fui corriendo a casa de mi novia para enseñárselo, eran las 15:00 y decidí aparcarlo debajo de unos arboles para que estuviera a la sombra, subí a su casa tan solo 3 horas, el tiempo justo para que mi novia terminara de pintarse y arreglarse».

«Pues bien cuando bajamos, vimos el coche lleno de cagadas de palomas, parecían como vómitos más que cagadas, asientos, tapicería, volante, cristales, todo el coche embarrado de mierda de paloma».

«Mi novia y yo estuvimos como 4 horas limpiando el coche, pensábamos ir esa tarde al cine y al final tuvimos que irnos a su casa a dormir porque al día siguiente trabajábamos y ya era tarde. Así que aparcamos el coche en un escampado para que no se cagara ninguna paloma antes de subirnos a casa».

«A la mañana siguiente cuando me desperté para el trabajo, me habían robado el volante, la radio, el navegador de abordo, el espejo retrovisor, las fundas de los asientos, así que no tuve más remedio que ponerlo a la venta. En mi vida me vuelvo a comprar un descapotable», ha comentado Juan ante nuestro reportero.