Gustavo Lador vivió la pasada tarde una experiencia que no podrá olvidar jamás. Tras conocer a Isa y comenzar una relación, Gustavo decidió invitarla a su casa a pasar un puente.

Con lo que Gustavo no contaba era con el efecto de las alubias que había comido en el almuerzo horas antes de que su nueva novia apareciera por la puerta con su maletita y su sonrisa inocente.

Y es que los amores juveniles tienen esa candidez encantadora que en esta ocasión se convirtió en un arma de doble filo que a punto estuvo de costarle la vida al joven.

Después de dos días de acaramelada convivencia en la que Gustavo aguantaba sus gases de forma estoica, empezó a sentir la presión dentro de su vientre que se tradujo en sudor frio que le resbalaba por la frente.

Tras tres días, el joven prácticamente se había sumido en un trance, la densidad corporal de Gustavo comenzó a ser más ligera que la del aire, momento en el que sus pies se separaron del suelo.

Después de unos minutos de pánico e incertidumbre Isabel decidió amarrar una cuerda a su pie y llevarlo al centro de salud más cercano donde literalmente purgaron al chico metiendo un embudo invertido por el culo.