El artífice del “milagro económico” Rodrigo Rato, ingresó finalmente en la prisión de Soto del Real por las irregularidades cometidas con las tarjetas black, en su etapa en Bankia.

Como ha podido comprobar este diario, Rodrigo Rato urgió un plan de fuga previo a su entrada en prisión, tatuándose el plano de la cárcel de Alcalá Meco, ya que todo hacía presagiar que sería esta la escogida por el ex ministro.

Debido a un giro inesperado de última hora, que no ha trascendido, Rodrigo Rato optó por escoger la cárcel de Soto del Real, donde pasara, si algún recurso no lo impide, sus próximos años de vida.

La situación por tanto, ha dejado a un Rodrigo Rato con un tatuaje que le cubre todo el cuerpo, pero que no le sirve para la función que en un principio se le quiso dar. Sin embargo, según una filtración de comentarios, el mismo Rato comentó a otros reclusos del penal, “los tatuajes no me sirven para escaparme, pero por lo menos me dan imagen de tipo duro y se me respeta por ello”.