Prácticamente todos y todas iniciamos el año llenos de buenas intenciones y sanos propósitos de enmienda. Pero igual que nos los marcamos también somos conscientes que jamás los cumpliremos. Estos son los 5 propósitos más entonados la noche de fin de año.

  1. Dejar de fumar. Este es un clásico. Tienes los dientes y la yema de los dedos amarrillos, pero te resistes a reconocer que eres un yonki del humo. Como todos los años te propones que ya no vas a fumar más mientras apuras una chustilla. Después de las uvas ya notas el síndrome de abstinencia y enciendes un cigarrito, este será el último piensas, nada más lejos de la realidad, solo es el primero del año.
  2. Comer sano. Después de los atracones navideños, con el estómago del revés y el colon hinchado es fácil proponerse, a partir de enero me pongo a dieta y solo voy a comer verdurita. Pero las sobras de navidad se estiran en el tiempo hasta que llega el roscón de reyes, pocos días después alguien te invita a una barbacoa y cuando menos te lo esperas estas hartándote de torrijas en Semana Santa. En ese momento tomas conciencia que ya está todo perdido.
  3. Hacer ejercicio. Este puede o no ir de la mano del anterior. No importa de las dos formas va a ser un chasco. Aprovechas las rebajas para comprar zapatillas de deporte, un buen chándal y hasta unas mallas modernitas para marcar pandero, aunque al final te vas a poner el chándal por vergüenza. Si consigues estrenar el atuendo enhorabuena, pero todos sabemos que con suerte iras un día a andar, porque correr no corres desde que se te escapaba el autobús, y al día siguiente no podrás ni moverte. Esconderás la ropa donde no puedas verla y te pondrás una serie acompañada de una bolsa de palomitas.
  4. Llamar más a tus seres queridos. Con el furor de las fiestas te das cuenta que no veías a tu hermana desde hacía seis meses y que tus sobrinos te llaman ese señor siniestro que se sienta allí atrás. Decides que este año será diferente, que vas a sacar tiempo para llamar y visitar a tus seres queridos, pero ya sabemos que finalmente solo llamaras a tu hermana para que te deje la casa de la playa en verano y las conversaciones telefónicas con tu padre se reducirán a tres palabras mal contadas.
  5. Matar al vecino que siempre monta la fiesta en fin de año. Este lo hemos pensado todos y todas alguna vez en nuestra vida. Los fines de año ya no son lo que eran, estas viejuno y como mucho te tomas una copita en el pub del barrio rodeado de las mismas caras que llevas viendo toda tu vida. Los ojos se empiezan a cerrar y las copitas ya no entran como antes. Decides volver a casa en una digna retirada a tiempo, pero tu vecino de arriba tiene otros planes, cantar villancicos y tocar la zambomba regado con mucho alcohol, hasta las 10 de la mañana. Te quedan 8 horas para imaginar todas las formas posibles de asesinato. Al día siguiente te cruzas con él, agachas la cabeza y con la voz temblorosa le deseas un FELIZ AÑO NUEVO.