Prácticamente todos y todas iniciamos el año llenos de buenas intenciones y sanos propósitos de enmienda. Pero igual que nos los marcamos también somos conscientes que jamás los cumpliremos. Estos son los 5 propósitos más entonados la noche de fin de año.
- Dejar de fumar. Este es un clásico. Tienes los dientes y la yema de los dedos amarrillos, pero te resistes a reconocer que eres un yonki del humo. Como todos los años te propones que ya no vas a fumar más mientras apuras una chustilla. Después de las uvas ya notas el síndrome de abstinencia y enciendes un cigarrito, este será el último piensas, nada más lejos de la realidad, solo es el primero del año.
- Comer sano. Después de los atracones navideños, con el estómago del revés y el colon hinchado es fácil proponerse, a partir de enero me pongo a dieta y solo voy a comer verdurita. Pero las sobras de navidad se estiran en el tiempo hasta que llega el roscón de reyes, pocos días después alguien te invita a una barbacoa y cuando menos te lo esperas estas hartándote de torrijas en Semana Santa. En ese momento tomas conciencia que ya está todo perdido.
- Hacer ejercicio. Este puede o no ir de la mano del anterior. No importa de las dos formas va a ser un chasco. Aprovechas las rebajas para comprar zapatillas de deporte, un buen chándal y hasta unas mallas modernitas para marcar pandero, aunque al final te vas a poner el chándal por vergüenza. Si consigues estrenar el atuendo enhorabuena, pero todos sabemos que con suerte iras un día a andar, porque correr no corres desde que se te escapaba el autobús, y al día siguiente no podrás ni moverte. Esconderás la ropa donde no puedas verla y te pondrás una serie acompañada de una bolsa de palomitas.
- Llamar más a tus seres queridos. Con el furor de las fiestas te das cuenta que no veías a tu hermana desde hacía seis meses y que tus sobrinos te llaman ese señor siniestro que se sienta allí atrás. Decides que este año será diferente, que vas a sacar tiempo para llamar y visitar a tus seres queridos, pero ya sabemos que finalmente solo llamaras a tu hermana para que te deje la casa de la playa en verano y las conversaciones telefónicas con tu padre se reducirán a tres palabras mal contadas.
- Matar al vecino que siempre monta la fiesta en fin de año. Este lo hemos pensado todos y todas alguna vez en nuestra vida. Los fines de año ya no son lo que eran, estas viejuno y como mucho te tomas una copita en el pub del barrio rodeado de las mismas caras que llevas viendo toda tu vida. Los ojos se empiezan a cerrar y las copitas ya no entran como antes. Decides volver a casa en una digna retirada a tiempo, pero tu vecino de arriba tiene otros planes, cantar villancicos y tocar la zambomba regado con mucho alcohol, hasta las 10 de la mañana. Te quedan 8 horas para imaginar todas las formas posibles de asesinato. Al día siguiente te cruzas con él, agachas la cabeza y con la voz temblorosa le deseas un FELIZ AÑO NUEVO.