Hola, me llamo Sebastián, vivo en un barrio de Sevilla y, quiero mostrar la decisión que he tenido que tomar dado a la escasez de recurso que tengo. Angustiado, he decidido alquilar por hora o días completos, muy a mi pesar a Jazmina (mi muñeca hinchable). La alquilo a los vecinos del edificio donde vivo para poder ingresar algo de dinero, ya que no puedo salir a trabajar y no me llega con la ayuda.

A los diez días del inicio de esta nueva actividad, he de decir que estoy más que sorprendido con la evolución, tanto es así, que he pedido otra por internet tras observar la gran demanda. Esta nueva muñeca me dolerá menos porque la he comprado para prostituirla, pero Jazmina es más que una muñeca, es mi pareja. Aún no le he superado.

Cada vez que me devuelven a Jazmina, la meto en la bañera con un chorreón de lejía, le doy un fregao en condiciones y miro bien que no tenga ninguna fuga de aire, se le está yendo un poco el carmín de los labios con tanta lejía, pero ella tiene una belleza natural especial. Tras lavarla, le pongo un poco de aceite de Johnson’s y le hago el amor apasionadamente para borrarle de la memoria los encuentros con los vecinos.

Ha sido muy duro tener que recurrir a esto pero cuando el hambre aprieta afloja la vergüenza. Aunque he de decir que me ha servido para plantearme el futuro alquilando a muñecas de compañia a domicilio, creo que tiene mercado. ¿Que opinan?.