Esta misma mañana hemos sido testigos de un suceso en el cual, Antonio Obsesivo, un joven con problemas de angustia y ansiedad, ha decidido por una vez tomarse la vida con otra filosofía más ligera y no darle tanta importancia a todo.

Antonio, típico ratón de biblioteca, de los que se saca dos carreras a la vez, harto de estar siempre dándole vueltas a todo y calculando todos los pormenores de su vida, decidió aceptar la invitación de uno de sus compañeros de estudios y acudir a una fiesta donde le presentaron a la rubia más deseada del lugar, la cerveza.

Después de la primera vino la segunda y luego la tercera, con el pico ya calentito no había quien le quitara la cerveza de la mano. Al día siguiente, Antonio era un cadáver errante, que mientras se arrastraba por su casa juraba y perjuraba que jamás volvería a beber.

No sabemos si Antonio saldrá en adelante más a menudo, pero sí sabemos que ese día le vino muy bien dejar de ahogarse en un vaso de agua y por unas horas, ahogarse en cerveza.