Curioso y sorprendente es el caso que nos acaba de llegar a la redacción. De ser verdad, la industria farmacéutica estará moviendo ya sus hilos para que está noticia no dañe los enormes beneficios que obtienen las empresas que la componen.

El caso nos lleva hasta Barcelona, donde uno de nuestros reporteros que allí se encuentran, ha podido localizar a Oriol Curioset, nieto del octogenario, y que asegura que las dichosas galletas las había elaborado el mismo para merendar con sus amigos esa tarde. Aquí les dejamos su testimonio:

«Las saqué del horno y las puse en la mesa para que se enfriaran un ratito, pero me despisté un poco, llego el yayo y se comió una mojándola en su descafeinado»

«A parte de lo contento que lo vi durante todo el día, a la hora de acostarse siempre tenía que tomar unas pastillas para poder dormir, esa noche durmió toda la noche con una sonrisa en su rostro que no veía desde hacia muchos años. Al ver que le hizo tanto bien, decidí darle otra la mañana siguiente».

«En dos semanas ha dejado las pastillas de la tensión, las del azúcar y la de dormir. La Viagra es la única que hoy por hoy consume a su edad», asegura el joven Oriol ante un confundido reportero.