Cristiano Ronaldo ha aprovechado las navidades para viajar a Turquía y hacerse un injerto de pelo en el pecho. Su adicción por los salones de depilación láser lo han llevado a sufrir episodios de verdadera ansiedad, ya que al tener todo el cuerpo depilado no sabía a qué dedicar las tardes.

Por ello los médicos de la Juventus le han recomendado que se haga un injerto en el pecho para después depilarse y así evitar el estrés de no tener vello que depilar.
Cristiano deberá repetir este proceso cada pocas semanas según la valoración de su equipo de doctores, por lo que a la larga le supondrá una pérdida considerable de días de entrenamiento.

Al ser cuestionado por este hecho, Cristiano ha respondido, “Yo soy el mejor jugador del mundo, no necesito entrenar pero ahora mismo daría un Ferrari por un pecho lobo».