Alfonso Omnoliento, funcionario de la administración del estado, fue protagonista ayer de una historia de lo más esperpéntica al ser confundido en su puesto de trabajo con un perezoso y ser trasladado al zoo de Madrid, donde fue introducido en la jaula de estos animales.

Alfonso se encontraba en su habitual siesta de media mañana, cuando casualmente un cuidador del zoo, que había acudido a la administración con motivo de un trámite burocrático del mismo zoo, lo vio en su habitáculo y pensó que se trataba de dicho animal. Inmediatamente solicitó a sus compañeros del zoo que desplegaran el operativo de traslado de animales y acudieran en busca del funcionario que no se inmuto en lo que duró el traslado y terminó ingresando en la jaula de los perezosos donde fue acogido como uno más.

No fue hasta las dos de la tarde, cuando se acercaba la hora de fichar cuando Alfonso tomó conciencia del lugar donde se encontraba y comenzó a protestar diciendo que a él nadie le pagaba las horas extra.

Al escuchar los gritos del funcionario, los cuidadores fueron conscientes del error cometido, liberando a este que se fue para su casa haciendo gestos de desagrado y refunfuñando para sus adentros.

Como era de esperar Alfonso ha solicitado la baja por estrés y hoy no ha aparecido por la administración y según nos ha confesado uno de sus compañeros, «ese no aparece más por la oficina en seis meses».