Hoy hemos conocido la historia de Álvaro Congelados, natural de Segovia, que harto de recalentar la comida prefabricada que encargaba en Supersol, decidió tirar la casa por la ventana y hacerse con un robot de cocina que le deleitara cada día con recetas exóticas…

«Llevo tiempo en mi trabajo soportando como todos mis compañeros hablan de sus robots de cocina con un amor que no observo cuando hablan de sus niños» nos cuenta Álvaro, «cada día tengo que oír como disfrutaron con su última crema de calabacín o con el mejor salmorejo de sus vidas mientras que yo llevo cenando pizza congelada y pasta de sobre desde que tengo uso de razón».

Así fue cómo se decidió a gastarse todos sus ahorros en un robot importado de Japón que, según le aseguraron, sabía cocinar, o al menos eso entendió con el traductor de google… «imagínese mi sorpresa cuando después de dos semanas montándolo pieza por pieza le pido un miserable huevo frito y el tío me mira, me coge la pizza del frigorífico, la mete en el horno y se va al sofá a comerse mis palomitas» nos comenta desolado.

«Ayer me despedí de él, lo he malvendido en Wallapop a un chico que quería un robot para que le calentara las pizzas y le fregara los platos sin rechistar, ¡ese sí que sabe!».